ENSEÑEMOS A NUESTROS HIJOS A NAVEGAR EN EL MAR DE LAS EMOCIONES
“·Navegar sin naufragar por el mundo de las emociones requiere una brújula”.

La inteligencia emocional permite a las personas, enfrentarse a las vivencias emocionales básicas del dolor y del amor para transformar  dichas experiencias en oportunidades de cambio positivo en la vida, nos permite desarrollar habilidades y destrezas necesarias para navegar en el oleaje incesante de las emociones, situación a la cual estamos expuestos y que nos moviliza en nuestro actuar diario, donde la incertidumbre nos conlleva a caminos impensables.

Estas destrezas resultan muy eficaces de cara a nuestras relaciones con los demás, a nuestra felicidad personal y a la educación de los hijos, enseñanza  necesaria para lograr una adaptación al mundo en forma saludable y resolver problemas; por ello, los padres y familiares de los alumnos/estudiantes, requieren aprender a gestionar sus emociones en forma tal que les permita dar un modelaje positivo y efectivo para lograr un desarrollo social-personal en los niños, niñas y adolescentes donde afrontar el conflicto, auto regulación y  resolver problemas sociales con terceros, potenciar  experiencias de crecimiento personal y adaptación en un sano convivir.

Muy particularmente en el caso del rendimiento escolar, es importante que los padres como responsables de la educación en el hogar de los hijos, así como los docentes, tengan conciencia de cómo las emociones tienen una incidencia significativa, siendo necesario aportarle herramientas  para navegar en el mar emocional, donde la brújula interna les indique cuando están actuando correcta o incorrectamente, lo que es inseparable del pensamiento moral.
La gestión escolar del colegio, a través de sus docentes y especialistas del Centro de Orientación, saben que la educación emocional no puede quedar supeditada solo al entorno familiar, en consecuencia,  ha incluido en sus programas de enseñanza en forma sistemática, el trabajo con las emociones desde la etapa de la educación inicial, lo cual contempla objetivos  específicos concretos como son:
ü Reconocer las emociones propias y ajenas.
ü Identificar y reforzar los valores para una sana convivencia, como el amor, el respeto, la justicia, la solidaridad y  la paz entre otros.
ü Tomar conciencia de que existen dificultades y resolverlas  a través del desarrollo del pensamiento alternativo.
ü Educarles en cómo afrontar los miedos, la ira y auto regularlos, mediante técnicas de relajación, afrontamiento y comunicación asertiva.
ü Reconocer sus fortalezas y debilidades, auto-valorándose en forma equilibrada.
ü Elegir la mejor manera de afrontar los conflictos a partir de dilemas morales y por ultimo,
ü Reconocer el riesgo y cómo actuar ante este.

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“Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”.
 Aristóteles

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