HABLEMOS DEL RESPETO A LA DIGNIDAD HUMANA EN EL PROCESO DE APRENDER A CONVIVIR.
José
Marina, psicólogo español sostiene que “…las
piedras coexisten, las personas convivimos, y esta inevitable relación es
fuente de posibilidades y fuente de conflicto…Decir que si todos tuviésemos
tolerancia o nos quisiéramos mucho o fuéramos buenos…se resolverían todos estos
problemas, es una ingenuidad”.
Es
ingenuo pensar que los conflictos los vamos a resolver con solo desearlo, o con
expresar verbalmente los desacuerdos sin operativizar, es decir, sin hacer
realidad la palabra con la acción en forma visible, observable y medible.
Una
de las formas más comunes de conflicto son los enredos, las malas
interpretaciones, los rumores y chismes, los cuales parten de un desconocimiento
de la realidad de los hechos, y apuntan en contra de la dignidad humana.
Desde
su óptica, desde las experiencias individuales, desde los deseos o expectativas,
cada cual tiene una verdad teñida por las emociones y sentimientos
desencadenantes; sin embargo, sólo cuando contrastamos esa verdad individual
con los hechos concretos, con los momentos en que se suceden y se analizan las interrelaciones
de la dinámica presente en el momento de ocurrir los mismos, es cuando se puede
validar cuán cierta es la verdad de cada cual.
Emociones,
sentimientos, expectativas, traumas, falta de seguridad, de confianza y una
valoración baja de sí mismos, se combinan para hacer que las personas poco
diestras en las inteligencias intrapersonal e interpersonal se dejen llevar por
su verdad sin contrastar los hechos, o peor aún, a manejarse con miedo para
confrontar al otro a los efectos de aclarar en forma asertiva los enredos que
traen conflictos innecesarios.
En
el campo de la docencia, dichos enredos, malas interpretaciones y verdades
individualistas sin contrastar con la realidad, al parecer son muy frecuentes,
lo que se hace patético al analizar la naturaleza de dicha área de gestión del
conocimiento, en general; más aun cuando nos percatamos de la falta de voluntad
y valentía para confrontar y establecer comunicaciones asertivas que favorezcan
una sana convivencia, aspecto que raya con la fobia social.
Dignidad
significa poseer derechos y, la definición de derecho es “poder simbólico y eficaz que permita a un sujeto
realizar pretensiones reconocidas y justificadas por la inteligencia social”,
es un poder eficaz porque aumenta realmente el poder de actuar de las personas,
y simboliza un compromiso de respeto al otro, a su dignidad humana, a no
desacreditar.
Ejercer el
derecho al respeto de la dignidad humana, requiere tener confianza y compromiso,
indignación ante la injusticia, empatía y una conducta ética. Debemos respetar
la dignidad de todas las personas, ser justos, sin hacer daños al otro, con
malos rumores o desacreditación intencionada o mal intencionada.
“EL
RECONOCIMIENTO DE LA DIGNIDAD HUMANA ES EL FUNDAMENTO DE TODA CONVIVENCIA,
APRENDAMOS A RESPETARLA Y DEFENDERLA, SIENDO SOCIALMENTE INTELIGENTES”
Psic.
Msc. Adriana Salazar.
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