LA CONVIVENC IA EN EL HOGAR; RETO HUMANO.-

La comunicación entre las personas mas allá de unas simples palabras, de un diálogo frio de conveniencia, implica a nivel familiar un esfuerzo constante para el entendimiento y comprensión de las motivaciones de los integrantes del hogar (y en cualquier ambiente); es un devenir de interacciones en busca de un equilibrio entre las acciones y las emociones, siendo estas últimas las que capitalizan la dirección de las actuaciones y la intencionalidad de las mismas.
La dificultad presente en la convivencia familiar, viene dada en función de la dinámica existente entre los distintos miembros del hogar, donde el juego de edades, intereses, redes sociales a las que pertenecen, ambientes donde se desenvuelven, así como las costumbres y los valores a los que han sido expuestos, presentan una tensión u oposición que pueden desencadenar un conjunto de situaciones que van en un continuum de dificultad o conflicto cuyas consecuencias pueden ser mínimas o extremas según sea el caso.
Observando diversas familias, un factor presente que hace un daño, en muchas circunstancias, insalvable, es el comentario mal intencionado (chisme), el juicio de las acciones de otros sin buscar comprender el por qué de éstas, creando barreras en la comunicación y expresión emocional, sin contar con los apegos parentales que asfixian y las conductas inmaduras que ahogan la autonomía y autoestima.
La falta de una convivencia sana y en armonía, conlleva a la frialdad emocional y por ende a la desunión, a la escasa comprensión, a la baja tolerancia y sobre todo a la búsqueda deseperada de soluciones equilibradas para un entendimiento o aceptación mutua; todo ello acontece tanto en la pareja como entre hermanos o familiares que entran en el juego de las interacciones familiares.
Los modelos parentales en la historia y dinámica familiar es otro factor de vital relevancia para la formación y educación en el hogar de los hijos, de la construcción de conductas y, personalidades, así como de estructuras emocionales que definirán la calidad y calidez de un hogar a futuro, ya que los hijos están observando continuamente el cómo actuar de sus puntos de referencia más cercanos para el aprendizaje como lo son sus padres.
Entonces, educar para el hogar; para gerenciar la vida misma y producir resultados de calidad en sinergia con la pareja, es un reto humano trascendental, ya que los productos no son maquinas ni mucho menos materiales, sino seres humanos que deberán construir una historia familiar y ciudadana; seres que serán responsable de dar vida y de encaminar sueños propios y de sus descendientes; de aportar a un proyecto país; de educar para la vida; de convertir lo inhumano en humano; de avocarse a cumplir el propósito de la creación del hombre.

No sólo de pan vive el hombre; también hay que crear conciencia humana-social, y educar para la vida, para convivir en paz y armonía; para crecer en lo mejor que somos; para comprender a los demás y para construir una realidad personal, social, familiar y ciudadana evolucionada en las acciones, intenciones y sobre todo educada en lo emocional, respetándonos y respetando a nuestros semejantes con amor y humildad.
Adriana Josefina Salazar

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