PROCESO DE BOLONIA: Fuente de análisis y reflexión para los procesos de transformación universitaria.


Escrito por Adriana J. Salazar
En la búsqueda de información que ilustrara y contextualizará la situación presente a nivel de la educación universitaria, su transformación y modelos educativos encontré un documento interesante que me permitió reflexionar tal cual pretende el mismo.
Artículo escrito por Javier M. Valle (2007), donde detalla en forma descriptiva tanto los retos como las debilidades, así como fortalezas que implica el “Proceso de Bolonia” y la conformación de un Espacio Europeo de Educación Superior para el 2010; en este sentido, resumiré los aspectos resaltantes de dicho documento a manera de reflexión.
El autor reconoce que el “Proceso de Bolonia”, más que un cambio en la gestión universitaria a nivel global con enfoque de competencia económica, busca “recuperar el liderato intelectual en el contexto internacional” siendo el modelo educativo a imperar el de aprendizaje-enseñanza centrado en el estudiante en forma autónoma; postura interesante, sin embargo aún se mantiene el sesgo del juego de las fuerzas se la economía y el sentido mercantilista en la educación cuando se habla de competitividad y liderato intelectual.
La nueva demanda del esquema de enseñanza-aprendizaje requiere de parte del profesor, dominio de estrategias pedagógicas que le apoyen en la planificación coherente y adecuada para brindar experiencias autónomas de aprendizaje a los discentes. Esto implica el manejo de procesos de comunicación acertada, toma de decisiones, asesorías individuales y grupales, trabajo en equipo, manejo de tecnología de la informática y competencias de liderazgo que permitan unir creativamente las distintas aristas de las asignaturas que los estudiantes deberán aprobar en cada trayecto de estudio, todo esto en lo referente a la dimensión pedagógica; competencias y condiciones que deben estar presentes en todos los docentes de hoy en día, independientemente de que sea el "Proceso de Bolonia" o no, el que lo sostenga pues, la dialéctica histórica social actual así lo requiere para poder afrontar las deficiencias de espacios, presupuestos e inclusive para poder llegar a poblaciones rurales o geográficamente distantes mediante la educación a distancia, haciendo uso adecuado de la tecnología de la informática y elevar el índice de desarrollo humano de cada nación, dando lugar a la inclusión social en la plataforma educativa con calidad y equidad.
En la dimensión institucional, los retos están amarrados a una nueva forma de estructurar los espacios de la universidad y los horarios para la atención de grupos de estudiantes, cónsono a las prácticas pedagógicas así como al uso de plataformas virtuales para atender las asignaturas a facilitar. La disponibilidad de bibliotecas virtuales, bibliotecas tradicionales, disminución del número de estudiantes por profesor, disponibilidad de una plantilla de docentes suficiente en cantidad y calidad, así como nuevos modelos del manejo de los recursos humanos-horarios-espacios, son factores claves en un proceso de trasformación universitaria que apoye el modelo de enseñanza-aprendizaje centrado en el estudiante, bajo una pedagogía potenciadora de su autonomía y de una práctica coherente con el entorno donde se desenvuelve, tal cual fue declarado en el Acuerdo de Bolonia para la educación europea. No obstante, las dificultades cada vez más crecientes de infraestructura lógica de funcionamiento por elevados costos y la burocratización en la toma de decisiones para optar a los recursos económicos, aunado a deficiencias en la planificación local, alejan las posibilidades de centros educativos universitarios dotados de las condiciones necesarias para su eficaz y eficiente funcionamiento como comunidad integral.
En cuanto a la dimensión docente como gestor del proceso de aprendizaje-enseñanza, las demandas están centradas en la formación de éste para ejercer su rol, potenciando una actitud positiva y una baja resistencia ante los cambios (factores primordiales). Los actuales docentes requieren abrir sus mentes a nuevas y creativas formas de relacionarse con los estudiantes, cuya desidia y falta de hábitos de estudios se sustentan en una cultura del facilismo, aunado a ello se encuentra el hecho de que hemos estado expuestos a modelos educativos tradicionales con pedagogías castradoras del pensamiento critico-reflexivo, enfocándose más en un modelo tecnocrático, de lo cual no se escapa el docente limitándole su potencial y disposición a superar la crisis paradigmática que vive.
Comunicaciones fluidas y eficaces con los estudiantes, manteniendo un liderazgo participativo, comprometido y sobre todo motivador para que estos se responsabilicen por su proceso de aprendizaje en forma autónoma, son competencias necesarias a manifestar por los docentes.
En la dimensión de los estudiantes, la expectativa de estos acerca del proteccionismo que en muchas ocasiones las universidades han aportado, debe ser eliminada. Se requiere de jóvenes menos dependientes, autónomos, con alta disposición hacia el esfuerzo por los estudios; así mismo, se requiere desarrollar la competencia de reflexión y el pensamiento crítico, lo cual implica un reto dado al hecho (validado) de que los jóvenes que egresan de los colegios y liceos a nivel de educación media general, presentan debilidades significativas en comprensión lectora, capacidad para analizar y sintetizar. Adicionalmente, se encuentra la utilización inadecuada del internet. Muchas veces se limitan a copiar y pegar, estando ausente el análisis y en consecuencia, el cumplimiento de los principios de asimilación que dan lugar al aprendizaje, reto que debe asumir el docente a partir de un liderazgo transformador en el aula y fuera de esta.
A manera de conclusión
Los retos de que se establecieron en la educación a partir de los acuerdos de Bolonia y su impacto en las instituciones educativas universitarias europeas y demás continentes, según la revisión bibliográfica, ha tenido el liderazgo institucional y docente como punto crítico(débil), entre otros tantos.
Según Javier M. Valle, en su artículo denominado Retos, Luces y Sombras de la Convergencia Universitaria Europea (2007) “existe una ausencia de liderazgo institucional... Esta ausencia de liderazgo, se está traduciendo en un elevado grado de incertidumbre”.
Por tanto, la variable liderazgo a nivel institucional y del docente, se convierte en factor preponderante para promover el proceso de trasformación universitaria disminuyendo los niveles de incertidumbre innecesarios, así como la resistencia al cambio en las distintas dimensiones analizadas (pedagógicas, institucional, rol docente y autonomía estudiantil).
La información contenida en dicho acuerdo y más aun, el conocimiento del impacto de éste a nivel mundial en el campo de la educación universitaria, donde el modelo educativo está centrado en el discente, ha planteado retos importantes que tienen que ser adecuados a las necesidades de cada nación, a sus costumbres y sobre todo a las políticas sociales y económicas que la rigen según el modelo económico-político imperante.
Una reflexión a revisar debería estar enmarcada en que las naciones desarrolladas tienen procesos de educación acordes sus necesidades sociales y económicas (aún con exclusión de los mas necesitados), por tanto son modelos orientadores para otras naciones con necesidades distintas y, que en consecuencia no pueden ser rectoras de los procesos educativos de éstas ya que deben estar ajustadas a sus necesidades y realidades tanto sociales como económicas.
El aprendizaje en forma autónoma por parte de los discentes, da cabida a la masificación y universalización de la educación universitaria, apoyada en tecnologías actualizadas, contenidos de calidad y disponibilidad de una plataforma informática que permita la educación tutoriada a distancia, donde el aprendizaje individual y colaborativo a nivel grupal debe ser cultivado como una cultura en cada ciudadano, fomentada desde la etapa básica de la educación elevando así la autonomía por parte de los estudiantes y los valores de responsabilidad y compromiso por su educación, donde los hábitos de estudio y las estrategias de aprendizaje deben apuntar a potenciar el pensamiento reflexivo-critico, abandonando posturas tradicionales en la enseñanza y el proteccionismo que tanto educadores como padres suelen mantener, sin dejar de lado la del Estado quien debe velar no sólo por la masificación de la educación y la inclusión, sino por la calidad de la misma, direccionando procesos de evaluación institucional interna y externa en forma participativa.

Referencia :
· Valle, Javier M. Luces y Sombras de la Convergencia Universitaria Europea. Revista Educación y Futuro. 2007.

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