CRECIENDO A TRAVÉS DE SABER EN EL HACER…. Una experiencia en la Maestría de Educación Superior. Adriana Salazar


Eran las 5 de la mañana cuando me acosté luego de terminar mi trabajo de investigación a entregar, ya las 7:00 am sonó el despertador y a las 8:00 am, me encontraba sentada en mi puesto en al aula de clases de la universidad, dispuesta a iniciar mi jornada en el saber.
Llego la docente, una chica joven cargada de paciencia y de una actitud positiva en su manera de conducir la actividad, condición importante para lograr el acercamiento de quienes están en búsqueda de un mayor nivel en el saber, haciendo posible que regresaran a lo que llamo “la niñez” necesaria para aprender…para mí, es dejarse fluir sacando con autenticidad, alegría y disfrute lo poco o mucho que entendemos del tema a tratar.
La jornada se torno interesante por parte de los presentes, donde cada cual aportaba desde sus posibilidades y sobre todo, haciendo del momento una oportunidad de crecimiento en el convivir, en el aprender y hacer. Algunos a pesar de que también durmieron poco, pues los rostros denotaban el cansancio, interactuaban con entrega al igual que el resto; la organización que se evidenciaba era un organismo vivo, donde la ebullición se iniciaba hasta que se formó la masa crítica en la participación y entonces, se produjo un cambio, una nueva condición en el saber. Mientras la docente esperaba pacientemente los resultados a partir de un mínimo de instrucciones para el hacer, factor básico para construir el conocimiento a partir del aporte del colectivo, de la experiencia del trabajo colaborativo, del trabajo individualizado, produciéndose así un nuevo estadio en el saber para lograr el hacer.
Parece un juego de palabras, sin embargo en esta breve narrativa, es donde se evidencia la puesta en práctica del funcionamiento de las posturas teóricas y filosóficas del aprendizaje, para lograr una transformación de los hábitos en los protagonistas del momento (los estudiantes), rompiendo con los paradigmas mecanicistas, cuyos supuestos implican que para aprender hay que seguir un modelo líneal-cerrado, donde el estudiante es un ente pasivo mientras que el docente es el centro del proceso de enseñanza.
Más tarde, iniciamos otro ciclo de aprendizaje en el uso de la tecnología de la informática, donde el ambiente creado por el docente era desestructurado, chequeando el nivel del conocimiento alcanzado a partir del modelo de la androgogía, del trabajo individualizado, invitando a asumir con interés a partir de la fuerza volitiva, la incursión en el saber acerca de las herramientas tecnológicas de la informática, abordando el mismo desde el reconocimiento del fundamento filosófico con el cual se identificaba cada cual, conduciendo de esta manera un cambio personal a partir de la investigación, de la lectura, del indagar mediante una combinación interesante acerca de la realidad que nos rodea (ciencia, sociedad y tecnología) como el idealismo, el pragmatismo y el criticismo, sin dejar de lado el naturalismo. En sí, el docente introducía elementos que propiciaran un proceso de cambio paradigmático en el proceso de aprendizaje individual y colectivo, sin que ello generara tensión o conflicto entre el querer saber-estar y hacer.
Como se puede visualizar, ambos docentes representaban un mismo modelo de enseñanza-aprendizaje centrados en el estudiante, con dos formas distintas de conducirlos y, apuntando a un mismo objetivo; lo que posiblemente impacto en forma diversa en el entorno y en consecuencia, en la motivación de los participantes a partir de sus creencias, de sus hábitos, de sus temores o de su apertura al cambio, a romper con los modelos educativos rígidos, mecanicistas en los cuales fuimos formados.
Desde mi óptica, los detalles mostrados en esta escena representaron un aporte significativo tanto en mi proceso de aprendizaje como de toma de conciencia y crecimiento personal, pero sobre todo me evidenciaron que el tema de investigación seleccionado para lograr el grado académico esperado, el cual versa acerca del “liderazgo docente en los proceso de transformación social universitaria”, estaba siendo mostrado ante mis ojos como un punto esencial de partida para promover cambios en los estudiantes; cambios en la forma de pensar, en sus creencias, en sus paradigmas; en el hacer a partir del saber, donde la forma de planificar, organizar, liderar y evaluar del docente, será un factor clave de transformación social, de optimar el desempeño estudiantil y personal, de lograr la visión y misión de la institución universitaria que representan (excelencia académica), alineados a las directrices del Estado, plasmadas en el Plan de la Nación Simón Bolívar y, en el Plan Sectorial de la Educación del Ministerio del Poder Popular para la Educación, año 2008-20013.
Escrito a partir de referenciales vivenciales personales en clases del programa de Maestría en Educación Superior de la UNEFA-Puerto Ordaz.

Comentarios

  1. Hola Adriana me fascinan tus publicaciones, me considero super afortunada de saber lo fabulosa que eres tanto como persona como compañera de clases, continua escribiendo que tus palabras nutren de conocimiento.
    Felicidades exito.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

REGRESO AL COLEGIO (Poema)

ODA AL AGUA

Una triple relación de contingencia: Filosofía, Ciencia y Tecnología. Adriana Salazar