VERDAD (ALETHEIA) Y MENTIRA (MENTĪRI)

 

Verdad (aletheia) y Mentira (mentīri), dos palabras opuestas que señalan por una parte lo que no está oculto, lo que se muestra y por el otro lado, está la mentira que nos indica lo que se oculta, lo que no se dice. Dos hechos que se manifiestan en todas las personas sea cual sea la razón para su manifestación.

 

Kant decía que la verdad es un hecho incondicionalmente moral que las personas deben manifestar, sin embargo, todas las personas dicen mentiras según sean sus conveniencias.  Entonces nos preguntamos ¿por naturaleza el hombre deja de ser bueno por decir mentiras a su conveniencia?, pues no , solo que en el proceso de lograr una identidad autentica, el hombre usa mascaras que encubren la verdad de su interioridad y las mentiras son instrumentos a su alcance para ocultar lo que no quiere mostrar de sí mismo a los demás; entonces,  se inicia un proceso de  conflicto interno donde la sombra hace su aparición y hasta que no se intencione el ir a la profundidad de nuestro ser y lograr lo que Jung llama la alquimia del alma, la unión, la boda de la oscuridad y la luz que vive en cada cual, entonces ocultamos nuestra verdadera identidad.

 

Cuando la persona miente una vez, volverá a mentir, hasta que este acto se convierte en una conducta inconsciente e inclusive, dificultándosele diferenciar la mentira de la realidad, bajo la creencia que todo está bien y en el fondo, es una negación de sí mismo, de llegar a conocerse y de superar la ambigüedad entre ser y no ser. Solo cuando aprendemos a entender nuestro inconsciente es cuando comenzamos a manejarnos con la verdad de lo que somos y manifestamos; ello implica abandonar la mente inflexible y fluir en los aspectos ocultos al ojo humano, dejando que nos abarque y soltando las amarras de la mente para fluir en un mar de contradicciones y verdades, que al final nos conducirán a un equilibrio, al desapego, a la realidad de nuestra identidad.

 

La búsqueda de la identidad profunda, es un viaje de dolor y sufrimiento para el hombre, que, al no querer ver su propia sombra, su nigredo (masa de oscuridad), se enreda en las mentiras y se aleja de la búsqueda de su autenticidad, la cual le dará esa paz ansiada que vive y es en cada cual. Esa alquimia de lo femenino y lo masculino, de la bondad y la crueldad que  habita en nosotros, es ir más allá de lo meramente psicológico, es una dimensión espiritual que abre camino a la conciencia y a la unión de los opuestos, dándonos así integración, unidad y  una identidad basada en la seguridad, en la confianza y en la conciencia del aquí y ahora que nos identificara  como un ser humano autentico, sin artilugios ni mascaras sociales, con desprendimiento de la mentira como instrumento para relacionarse con los demás.

 

Adriana Salazar 20/12/2020

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