“LA ERA DIGITAL”: Análisis crítico sobre la Época de Oro de la Inteligencia en red-


La nueva era de la informática está introduciendo maneras diversas de lograr las cosas, siendo el internet un recurso que potencia en tiempo real la toma de decisiones y la construcción del futuro de los negocios.
Se acortan los tiempos, se obtiene información en forma oportuna; se estructuran nuevas formas de trabajo y comercialización, se minimiza el papeleo y la “burocratización” al mismo tiempo en que, paradójicamente, se crea un bloque deshumanizante de las interacciones humanas. Se generan áreas de inseguridad y se habla inclusive, del terrorismo mediático - informático que ha dado lugar a leyes para su control por un lado y por el otro, está la aplicabilidad de las Tics como herramientas para elevar los índices de desarrollo humano, minimizando las brechas entre las poblaciones rurales con las urbanas, brechas geo-temporales.
Era que introduce cambios significativos en lo económico (E-business); en la política (E-gob), en la educación (E-Learning), en la medicina, en la tecnología, en la industria, en la configuración de las nuevas formas de propiedad y del trabajo etc., etc.
El enemigo número uno de estas transformaciones digitales y del impacto de las mismas en los distintos entornos, está centrado en el juego de la fuerza antagónica ante el cambio:” la resistencia”, el temor y no menos importante, los intereses ocultos ideológicos y de poder de la red informática para la acumulación de bienes, enajenando la conciencia social para impulsar el desarrollo humano.
De esta manera los empresarios adoptan modelos de control como una moda competitiva; cada uno con aportes tanto positivos como riesgosos, donde lo que verdaderamente parece importar es la “productividad” acompañada de una distribución desigual de los beneficios para los ciudadanos de las naciones, acrecentando cada día los índices de pobreza y exclusión, lo que dependerá de los intereses de poder gobernantes. Modelos como la reingeniería de los negocios, el Scord Card, el Total Quality Management, la calidad y la productividad entre muchos otros.
Se genera una tensión entre el estado actual y el deseado ante el desconocimiento del uso de la tecnología de la información, de modelos digitales para la toma de decisiones, proceso propio de la naturaleza humana.
La era digital está en todas las dimensiones del hacer y saber; en la estratificación de las estructuras humano sociales, en las relaciones de productividad, de seguridad y defensa nacional, de la salud, de la educación, la política, en la religión etc., no obstante, el vacio que se acrecienta en lo referente a lo ideo-espiritual aleja al hombre en su dominio y control.
LA ERA DIGITAL: actualidad, formas concreta de la operatividad (práctica) de la misma y aplicación en las distintas dimensiones de la sociedad.-
Son muchos los ejemplos que pueden detallarse para tener una visión acerca de los distingos de la nueva era que hace gala en la sociedad: la era digital. Se ha pasado de una TV en blanco y negro a una TV digital con programación de distintas maneras de control, de forma, color, tamaño imitando cada vez efectos que llegan a crear confusiones con la visión de la realidad; de una comunicación telefónica limitada por un cable a una digitalizada e inalámbrica; de una intervención quirúrgica manual dirigida por intelectuales en el saber en forma presencial a intervenciones, donde un robot ejecuta magistralmente intervenciones neurológicas con altos niveles de precisión producto de la tecnología desarrollada por el hombre quien se está convirtiendo en una maquina pensante; estos son unos escasos ejemplos de la multiplicidad de prácticas en el hacer las cosas a través del saber, del conocimiento y de sus creadores.
La era de oro de la ciencia y la tecnología está desplazando el mundo de las formas donde la intervención física-humana es esencial. Ventajas, avances y también retrocesos riesgosos, muy especialmente en las prácticas sociales que se han construido por el devenir histórico-dialéctico, están caracterizando lo que se avizora como la nueva sociedad del saber; la nueva matrix donde las mascaras del espionaje y contraespionajes se manifiestan embelesando las mentes humanas a través de formas aparentes de satisfacción de sus necesidades, es el pan de cada día en el presente, donde el poder es el motivo esencial.
Los ciclos se repiten con nuevos actores, nuevas maneras de accionar los hilos de las mentes y de la practica en la realidad concreta, convirtiendo al hombre en marioneta de su propio saber; ya no se trata de pasar de una sociedad rural a una industrial, sino de una industrial a una post-industrial minimizando la presencia física en los distintos procesos; agilizando los tiempos de respuestas, maximizando las ganancias soportadas por los mejoramientos continuos de la calidad en la producción de bienes y servicios; en potenciar las relaciones comerciales que aseguren la acumulación de recursos no tan solo financieros, sino energéticos y territoriales para la dominación, para afianzar el poder, con el consecuente y nada despreciable avance en la medicina, en la educación, en el trabajo, en la ciencia , en la tecnología; con la visión de algunos fieles creyentes del desarrollo humano social, en desventajas de muchos cuya motivación escapa de estas sutiles intenciones.
Sin embargo, la búsqueda de la calidad y adaptaciones de las organizaciones e instituciones públicas y privadas que impulsan el crecimiento sustentable de las naciones es y deber ser un norte a seguir donde la tecnología, la ciencia y sus herramientas son indispensables, de allí la doble paradoja de la presencia de los opuestos en lo que llamamos la humanidad.
Centrando la atención en el mundo de los negocios que es lo que rige en esencia el devenir histórico del hombre, lo seguro es lo complejo, lo diverso, lo volátil, la simplificación que permita lo global; todo ello bajo la etiqueta de lo “competitivo”, demandando a los responsables por el logro de los objetivos, una adecuación permanentes de modelos que contribuyan a monitorear la eficiencia, la eficacia, la productividad y calidad de dichos negocios, reinventando los procesos y por ende, manteniendo el ciclo de generación del conocimiento para el desarrollo de nuevas tecnologías duras y blandas que afiancen la sobrevivencia de los mismos en la sociedad; simplificando sus operaciones, reduciendo sus costos y en consecuencia, disminuyendo la fuerza laboral a ser sustituida por la tecnología inteligente que les asegure un alto desempeño.
De allí la justificación de la reingeniería de los procesos de negocio (BPR), que se convierten en obsoletos cuando no cumplen con la satisfacción de los clientes, escapándoseles de las manos el control de un actor primordial en este juego de las fuerzas del cambio como lo es “la resistencia humana” a su propia transformación, a su automatización. La pregunta obligatoria a formularse es: ¿será esta resistencia una reacción intuitiva de la conciencia para no perder la verdadera identidad del hombre? O ¿simplemente es un temor infundado ante la pérdida del control de su propia realidad?.
Si se traslada al mundo de la política y a sus instituciones, entonces se habla por ejemplo, muy específicamente en el caso de Venezuela de las tres R, reinventar para reimpulsar y revolucionar la nueva sociedad, siendo el distingo los beneficiarios de dichos resultados: la colectividad y su suprema felicidad social, en contraposición al modelo neo-liberal capitalista donde se benefician unos pocos (los burgueses capitalistas).
Lo expuesto queda evidenciado aún más en la siguiente cita textual (la era digital de Don Tapscott) sobre la experiencia del general retirado Colin Powel que dice: “…la estrategia general de EE.U, para el mundo se resumía en una sola palabra: contención. Su meta consistía en frenar el avance militar, político e ideológico del comunismo”… “Los soviéticos perdieron su sistema económico, sus valores y sus convicciones. Ahí se acabó el mundo bipolar, la política de la contención y la teoría de unificar los sistemas para saber cómo funciona el mundo. El resultado actual es el desorden del nuevo mundo, que se despliega a velocidades lumínicas”.
Se observa una combinación de dos planteamientos donde la línea entre la verdad y la no verdad es sútil.
El caos es la constante ante la cual las naciones deben re-direccionar su visión y su forma estratégica de abordar la realidad; pasar de un modo bipolar a uno multipolar; sin embargo, ello no tiene que implicar el abandono de sus costumbres y valores que le dan identidad nacional muy propia, por tanto ante la nueva realidad mundial , deben adoptar una postura abierta al cambio y a la autorregulación, mediante esquemas de adecuación de estrategias, objetivos y políticas sin ceder ante el imperio de intereses de otras naciones.
La nueva economía introduce cambios acelerados donde la reducción de costos de la mano de obra es clave, capitalizada por la práctica de los estados unidos que se aprovecha de las necesidades humanas de países donde el desempleo hace gala; aplica estrategia engañosas a la mente humana de un “beneficio” aparente al escapar al pago de impuestos para continuar de esta forma con la explotación del hombre. Sigue en pie, tras la dinámica de la nueva economía, el viejo modelo de explotación descrito por Karl Marx en el manifiesto comunista sobre las relaciones de producción y el trabajo.
Lo planteado en el párrafo anterior se visualiza cuando lo contrastamos con la siguiente cita tomada del capítulo I del Texto la economía digital de Don Tapscott , que dice: “…para qué contratar a un egresado estadounidense por US$30,000 anuales cuando se puede hallar una persona con la misma formación en China por US$100 mensuales? Muchas empresas estadounidenses ya han respondido a esta pregunta con un categórico: «De ninguna manera».”
Por otro lado existe una desactualización del planteamiento en algunos de sus renglones al compararlo con la situación presente hoy día, por ejemplo: “…el PNB en EE.UU, ha crecido a una no despreciable tasa anual del 3%, pero los países de la región del Pacífico han visto tasas superiores al doble”.
Las noticias de la caída de la bolsa de valores de los EE.UU, la corrupción presente de banqueros, las políticas de gobierno de los EE.UU con repercusiones nefastas en otras naciones lo que se le llama “el efecto mariposa”, ha generado un caos económico mundial por maniobras inescrupulosas insostenibles para mantener el capitalismo que les identifica, impactando día a día las naciones dándole dimensiones cada vez mayor a la pobreza.
Indudablemente esto no oculta la actualidad de la verdad de la dinámica del cambio en la dimensión económica a nivel multipolar; muy al contrario, su vigencia es aplastante, solo que el autor maneja bajo una postura epistémica positivista, parcializándose en la misma, dando poca relevancia a la dialéctica histórica del capital en menoscabo del hombre.
En lo práctico, los avances que introduce la nueva era en los países modernos potencian, obligatoriamente, nuevas formas de comercialización en las naciones en vía de desarrollo, dificultándoseles una pronta adecuación dado a los niveles de desarrollo tecnológico que les identifica y a la carencia de tecnologías sobre todo en el ciber espacio.
La comercialización de lo se creía que “no le pertenecía” al hombre: el espacio sideral, es un factor de dominio de las grandes potencias para sostener su ambición de poder económico-político; de allí que economía digital requiere de una plataforma tecnológica y de trabajadores del conocimiento que den continuidad a sus prácticas de dominio ante la humanidad, viendo con preocupación el despertar de naciones en vías de desarrollo como Venezuela que han hecho alianzas estratégicas de negocios para adecuarse a los cambios societales de la era presente, con un norte distinto como es el empoderamiento de las masas en contraposición a los intereses económicos de unos pocos, lo que pone en riesgo el dominio que se ha ejercido en las mente humanas las grandes potencias.
La cita a continuación pone en manifiesto el aspecto práctico del planteamiento:
“En la nueva economía, la información en todas sus formas es digital, reducida a bits almacenados en computadores, desplazándose a la velocidad de la luz a través de las redes. Basadas en la codificación binaria para computación, la información y las comunicaciones se hacen digitales mediante unos y ceros. De esta manera, el nuevo mundo de posibilidades creadas es tan significativo como la invención del lenguaje mismo, el antiguo paradigma mediante el cual ocurrieron todas las interacciones con base en lo físico”.
Todos estos cambios son posibles gracias a la capacidad superior pensante del hombre que lo ha traducido, en códigos y símbolos para comunicarse mediante el lenguaje; de esta manera transforma la realidad haciendo un construccionismo social, económico, político, tecnológico; su cerebro y sus funciones alimentadas por una práctica de la enseñanza del saber para abordar la realidad con calidad, es la fuerza impulsora básica de estos cambios.
El lenguaje como herramienta de transformación, se ha digitalizado de tal forma que ha condicionado al hombre en sus procesos racionales a sonidos, señales, instrucciones dando lugar a conductas estereotipadas, aprendidas, condicionadas como cuando Pavlo trabajó con la salivación de los perros, o Skinner condicionó la respuesta de las palomas en su caja experimental de laboratorio.
Los investigadores y teóricos sostienen que ante esta nueva era, el conductismo queda fuera por su obsolescencia, cuando en realidad tiene un repunte ya la digitalización y sus aplicaciones, trabaja con el inconsciente humano colectivo, lo que es comprobable con el simple ejemplo de la conducta de retirar dinero ante un cajero automático: el sonido de la máquina ante el error o acierto cuando el hombre emite la respuesta “sacar dinero” , se activa una alerta al usuario ( de la continuidad o paralización de las operaciones realizadas o por realizar), activando nuevas conducta dado un sinfín de operaciones en el cerebro, invisibles al ojo humano; inteligencia que nunca podrá ser superada por la de hombre.
Lo práctico, lo simple, la oportunidad de respuesta, la velocidad de los procesos es una realidad hoy y como dice la bibliografía analizada: “Esta es una era de interconexión en red no sólo de la tecnología sino de los seres humanos, las organizaciones y las sociedades”.
La puesta en práctica de los cambios tecnológicos en el hacer humano en el planeta tierra, ha tenido sus beneficios y riesgos significativos, por ejemplo al respecto Al Gore sostiene según la cita lo siguiente:
“Esas autopistas, o más exactamente, redes de inteligencia distribuida... nos permitirán compartir información, conectarnos y comunicarnos como una comunidad global. A partir de esas conexiones generaremos un progreso económico, sólido y sostenible, democracias fuertes, mejores soluciones para los desafíos ambientales a nivel mundial y local, mejoramiento en el cuidado de la salud y -finalmente- un mayor sentido de viajeros con administración compartida de nuestro pequeño planeta”.
En la actualidad, Al Gore ha hecho denuncias a través de campañas informativas educativas a nivel mundial sobre el uso irracional de la tecnología y la nueva era digital que están aniquilando al planeta y por ende, la continuidad de la vida, donde las ansias de poder se convierten en anclajes poderosos y difíciles de enfrentar si no existe un dialogo humano sensible ante esta realidad, superando las desventajas y dominación que introduce las grandes potencias; postura paradójica que le llevo a la pérdida de su presencia ante el gobierno de los EE.UU.
Al enmarcar el análisis de los planteamientos sobre la nueva era digital y la economía, en cuanto a su aplicabilidad en la actualidad en las organizaciones industriales, comerciales, de servicio, educación y tecnología entre otras, se evidencia que el factor “competitividad” delimita las formas de organizarse en lo estructural, en lo social, en lo político, en lo comercial, en lo tecnológico etc.
“Los productos se hacen digitales; los mercados se vuelven electrónicos; las industrias se hallan trastornadas; las organizaciones han tenido que ir más allá de la reingeniería para replantear de manera fundamental todo lo concerniente a ellas y su futuro”.
La nueva era de la inteligencia en red, busca acortar los ciclos de vida de los productos redimensionando las necesidades de la gente y, creando sutilmente una conducta de consumismo que está a la par de la moda en todas sus expresiones, en la industria, en los puestos de trabajo (cada vez menos presencial), en la educación (virtual), en las negociaciones, en las operaciones de la banca y negocios, en la política y su expresión de dominio como la guerra, muy en moda en estos momentos los encuentros entre Corea del norte y del Sur, donde las grandes potencias sacan provechos económicos y de imperio importantes.
El aprendizaje ante la innovación, ante el cambio del mundo digital es clave para sobrevivir; de allí que las organizaciones y los gobiernos deben invertir grandes sumas de capital en la formación para el trabajo, de lo contario se quedarían atrás.
Las organizaciones requieren un liderazgo transformacional, abierto a la dinámica del cambio; un liderazgo actualizado con dominio de la tecnología de las comunicaciones, propulsor del la innovación, del trabajo en equipo, de la reinvención continua y permanente; abierto a la participación de los diversos actores de la sociedad; a interacciones humanas positivas basadas en principios, en valores; a un uso consciente ontológico del lenguaje, con una postura crítica en lo ideológico y político; con visión compartida; Se requieren nuevas formas de organizarse y de aprender; debe obligatoriamente, impulsar la responsabilidad social, la inteligencia y conciencia colectiva para la transformación.
Todo ello, implica la universalización y masificación del acceso de la gente a la información (a la democratización), al uso de las tecnologías de las comunicaciones; a formar redes inteligentes sociales tanto para dar respuestas a las demandas de las naciones en lo social, educativo, tecnológico y cultural. Se requiere que los ciudadanos conozcan, manejen y se apropien de la tecnología informática para su desarrollo y no así para su menoscabo.
En conclusión, la nueva era digital, su impacto en la economía y las diversas dimensiones del actuar humano, producto de la generación del conocimiento donde los saltos cuánticos se asimilan al big bang del universo, demanda adecuaciones, adaptaciones y respuestas que permitan la sobrevivencia de las distintas agrupaciones humanas, económicas, empresariales, tecnológicas, educativas e inclusive religiosas ante una sociedad globalizada independientemente de los intereses que predominen según las posturas epistémicas, ideológicas o políticas.
Son diversos los beneficios que se obtienen de la tecnología en general, y en cuanto a la autopista de la información, es mucho el desarrollo intelectual-cognitivo que se alcanza para impactar la calidad de vida del hombre, su salud, su crecimiento personal, laboral etc.
La evolución de la humanidad está a la vista, imposibilitándose negar el impacto favorable del saber y su expresión concreta a través de la tecnología donde niños, adultos, empresarios, educadores, religiosos, políticos, investigadores, en resumen, cada cual en su etapa evolutiva de maduración y rol que desempeñan en la sociedad, requieren una constante revisión y reinvención para adecuarse al cambio.
A pesar de lo señalado, resulta obvio que todo accionar humano en la búsqueda de avances tecnológicos con el fin de lograr dominio económico, político y tecnológico, trae a su vez riesgos al ser utilizados en forma irracional, deshumanizante e inconsciente; de esta manera se observa la destrucción del hombre por el hombre, el abuso de niños, niñas, mujeres y hombres; niveles cada vez más crecientes de pobreza; la desensibilización ante el dolor y padecimientos de la gente; la automatización de las relaciones humanas; la desintegración de las familias; la aparición de nuevas enfermedades, discapacidades y mutaciones etc.; todo ello marcado por la inconsciencia, el desconocimiento y la desinformación.
Se requiere reconocer ambas realidades o verdades, así como discriminar los hilos ocultos que manejan los maromeros de estos grandes acontecimientos, de manera tal que se asuma con responsabilidad social el camino a seguir, sin olvidarse de lo esencial en este convivir y hacer a partir del saber como lo es “EL SER”.
La educación como plataforma para los procesos de transformación social no puede estar de espalda ante esta realidad; debe actuar cónsona a las demandas y retos que se imponen; de allí que adecua sus prácticas, su gestión (sea pública o privada) a las nuevas tecnologías para proveer de nuevo conocimiento y dar así vida al ciclo del saber, del existir del hombre; de generar conocimiento para desarrollar nuevas tecnologías que apunten a elevar el desarrollo humano y sobrevivencia del planeta tierra, en forma autosustentable ecológicamente.
Un factor que da forma a la unidad humana, lo constituye la dimensión espiritual, más allá de las prácticas religiosas que han sido a su vez una estrategia de dominación del hombre; ello combinado con las prácticas sociales de interacción cognitivas-afectivas consciente a nivel colectivo, constituye una fuerza insustituible por esta era digital.

“NO SÓLO DEL PAN VIVE EL HOMBRE”


Elaborado por: Lic. Adriana Salazar
Referencia Bibliografica:

La Economía Digital. Don Tapscott Editorial: Mc Graw Hill. I.S.B.N : 958-600-561-5

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